viernes, 12 de enero de 2018

El Tular 18

Después que bajamos el empinado  cerro y llegamos  en la madrugada a unos potreros, se venia abriendo la cortina de la noche dándole paso a los rayos del sol que iluminaban cada vez más el  nuevo escenario donde nos encontrábamos.   Asimismo, se  iban con la noche los frustrados planes criminales de la EEBI de aniquilarnos a todos.  Con el vuelo del sol nos íbamos levantando a la vida en ese nuevo día de esperanzas, con los rostros caretos de fatiga  cabalgando en  cuerpos  agotados pero firmes,  con la mirada tranquila radiante de alegría y de victoria.  En esos tres días  apocalipticos, la EEBI conoció el valor  y el peso de nuestra valentía. Tiempo después  cuenta la gente de esa comunidad que todos los días trasladaban sus cadáveres y heridos de continuo en helicópteros y camiones.  Nosotros, siete muertos (tres por accidente, cuatro emboscados) y tres heridos,  ellos centenares.  Fue un descanso  tenso para recuperarnos. A lo lejos, seguían bombardeando el cerro creyendo que estábamos ahí.  Toruño, un  finquero  de Esteli colaborador  del Frente nos aseguró comida. En la tarde, Froylan  orientó   salir   de ese  lugar pero los tres heridos, Noel Valenzuela, Genaro(vive en Ocotal) y yo, teníamos que quedarnos a esperar. Mi hermano Marcial Lopez muy cuidadoso me miraba a los ojos y me decía "El poder está en tu mente, saldrás vivo, vos podés"  Eso me daba ánimo y confianza en mí mismo. Yo puedo!!! Todo dependía  de mi, como hoy en día,  cada quien es dueño de sí mismo. Muy noble Marcial, es un gran hermano y un buen amigo. Dina Cerda, María Libertad, Martha Torres no nos dejaron nunca mientras  estábamos ahí, pero tenían  que irse. Al despedirse, Marcial me dijo, " Vos podés porque la fuerza y el poder están en tu mente, ponelos a trabajar"  Y me aconsejó que comenzará con mi brazo porque ya estaba infectado. El Zorro me mandó una pomada de uso veterinario llamada Dermolan  que consiguió con  Toruño, el dueño de la finca, para usarla en mi largo viaje a Honduras. Nosotros quedamos bajo la  responsabilidad de Esteban, un reconocido combatiente. El traslado de los heridos ya estaba cuidadosamente planificado por El Zorro.  Teníamos  que esperar que la compañera Digna Flores nos trasladara en su camioneta uno a uno a Esteli, yo seguiría para Honduras pero a los heridos nos pasó algo muy amargo, triste y doloroso, solo tres sabemos lo que es estar en ese lugar.

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