miércoles, 3 de enero de 2018

El Tular

Entrega 2

A las 4 de la madrugada, hora de levantarse,  comenzando por enrollar la hamaca, la mochila simpre lista y mi FAL, bala en boca, las botas siempre bien amarradas, los pies llagados, formación, matutino, a moverse para amortiguar el frío de Diciembre en esa zona, desayuno, ejercicios y entrenamiento hasta las 4pm. El viejo Carlos con su pequinesa, Santana con su Garañon y así, cada uno con su chopo bien sedita para hacerlo charchalear bonito. De noche, el frío mordía los huesos, de dia el viento fresco nos animaba. El orden, la disciplina, el respeto, el compañerismo fluían en con ese vínculo de amor sencillo, sincero, no fingido  deslizándose sigiloso hacia el pueblo por su libertad, con una actitud critica y autocrítica de tooooodos los días, a las 5pm, para la consolidación  mística. Ahí, humildemente también aprendimos a reconocer los propios errores y aceptar los que nos señalaban para ir tejiendo al hombre nuevo.  Asi hiban pasando los días, mientras se acercaba la hora, como dice la heroica Maria Libertad, del olor a pino, pólvora y sangre salpicando la montaña. Yo observo  hoy en día en esas oficinas que si alguien hace una observación con buena intención, el otro se siente ofendido y se llena de ira hasta ponerse rojo de cólera. Para nosotros, una observación  nos hacia poner rojos de  vergüenza.   Nicaragua, no te vivo como una patria pequeña ni te sueño grande.Te vivo grande porque estas bendecida. En la Ley, se bendecía  con la sangre de un becerro. En el amor, Nicaragua, estas bendecida con la sangre de los héroes martirizados y de los que derramamos sangre y aun seguimos.  Sos grande y así te vivo con ese temple revolucionario que te dimos en nuestra juventud.

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