Unas veces quedaba inconsciente y luego volvía en sí, otras veces me quedaba dormido. Así pasé la tarde en esa intermitencia, convencido que soñé que una campesina avanzada en edad me encontró y me rescataba, porque de nuevo, ese acontecimiento no podría caber en el campo de la lógica y la razón de la naturaleza humana. Tenia que ser un sueño alucinante alejado de la realidad. Estaba oscureciendo, el hambre me rasguñaba el estómago, la infección en estado avanzado me pellizcaba saltando un dolor agudo que me desgarraba el alma, sentía cositas moverse que llegaban a mí como un hormigueoí, el hedor muy fuerte. Y si llegaba un tigrillo? o coyotes? La EEBI y el CONDE A andaba en persecución de la Columna pero habían guardias que andaban rastreando la zona en búsqueda de heridos o rastros para seguir la huella No vieron ni lo uno ni lo otro. Hablando de Roma y el Rey que asoma. Un perro. Me quedo viendo. Detrás del perro venía la misma campesina que yo creía haber soñado. Traía un balde pequeño de plástico, dos nietos y un caballo.
Ella misma me dio de tomar substancia de garrobo. Sus nietos me subieron al caballo y me llevó a su casa, metida como a unos 50 metros del camino real que va de Achuapa al Sauce y como a 300 metros de donde yo estaba. Uno de los nietos subió conmigo al caballo para no caerme, el otro íba adelante para ver si no había peligro. Silvaba como señal de que el camino estaba limpio de peligros, esperaba que llegáramos donde él y avanzaba. Así fue hasta llegar a su casa, ya de noche, donde tenía preparada un olla de agua hervida y unos paños limpios de manta fina.
Ella misma me dio de tomar substancia de garrobo. Sus nietos me subieron al caballo y me llevó a su casa, metida como a unos 50 metros del camino real que va de Achuapa al Sauce y como a 300 metros de donde yo estaba. Uno de los nietos subió conmigo al caballo para no caerme, el otro íba adelante para ver si no había peligro. Silvaba como señal de que el camino estaba limpio de peligros, esperaba que llegáramos donde él y avanzaba. Así fue hasta llegar a su casa, ya de noche, donde tenía preparada un olla de agua hervida y unos paños limpios de manta fina.
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